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jueves, 15 de marzo de 2007

El Caso de Kenneth Arnold o del primer platillo volante.

Junio de 1947

Hasta ese momento cuando se hablaba de naves extraterrestres, no se tenía forma definida de ellas. (Recordemos a los inventores de los extraterrestres Lowell, inventando vida en Marte, H.G.Wells, trayendola en una invasión y O. Welles, creando psicosis al radiarla, todo un experimento sociologico, y ninguno habló de platillos) Desde este momento que vamos a analizar, se habló de "Platillos volantes", cosa que Arnold ni dijo ni dibujó nunca. (¿Alguien esperaba que se pudiera ver platos y se forzó la aseveración de platos?) Platillos o platos solo lo dijo el que entrevistó a Arnold. Desde ese mismo instante, hablar de platillos volantes era (no se por que ciencia infusa) hablar de extraterrestres.

Es según algunos autollamados ufologos, el primer caso "limpio", sin influencias de militares y con un testigo "altamente cualificado". Es el caso con el que se abre la ufología. Para muchos defenderlo como irresoluble es defender la existencia de extraterrestres.

Es un caso que la ufologia no ha sido capaz de investigar en condiciones hasta despues de 50 años. ( a los 50 años se levanta el secreto solo de algunos informes que no atenten a la seguridad nacional) Burlando a todos los ufologos, es ahora cuando al liberarse informes se puede saber algo con claridad.

Hace 60 años, concretamente el 24 de Junio de 1947, un vendedor de extintores, llamado Kenneth Arnold, volaba en su avioneta, sobre el estado de Washington (al Noroeste de los EE.UU.) cuando por radio escucho un mensaje que indicaba que un aeroplano de la US Navy se había accidentado cerca del monte Rainier.




Decidio variar un poco su rumbo para investigar, cuando algo le llamó la atención. Se trataba de la visión de nueve aeronaves que se desplazaban a increible velocidad, con movimientos poco usuales.



Pero veamos como lo describió el propio Kenneth Arnold (Del proyecto Libro Azul de Brad Steiger) :

"Nací el 29 de marzo de 1915 en Subeka (Minnesota).

Viví en aquelEstado hasta que, a la edad de seis años, mi familia se trasladó a Scobey, Montana, en donde establecieron el hogar.

Mi abuelo también se estableció en Scobey y alcanzó bastante prominencia en los círculos políticos junto con Burton K. Wheeler, el famoso senador de Montana.

Asistí a la escuela y al instituto de Minot, Dakota del Norte. Me hice explorador a los doce años y conseguí el grado de Águila antes de los catorce.

Mi antiguo jefe fue H. H. Prescott, ahora comisionado regional de los Boy Scouts en Kansas City, Kansas. De joven me interesé por los deportes y fui seleccionado como extremo libre en 1932 y 1933 en el Estado de Dakota del Norte.

En 1932 participé en los Juegos Olímpicos de Estados Unidos en buceo (salto de trampolín); fui inspector de salvavidas de la Cruz Roja en 1932, 1933 y 1934. Enseñaba a nadar y bucear en un campo de exploradores y en la piscina municipal de Minot, Dakota del Norte.


Asistí a la universidad de Minnesota, en donde nadé y buceé con Neils Thorpe, y también jugué al fútbol con Bernie Bierman. Pero al entrar al college no pude continuar con el fútbol a causa de una rodilla herida. Mi entrenador de fútbol en el instituto fue Glenn L. Jarrett, que es ahora primer entrenador de la universidad de Dakota del Norte.

Tenía escasísimos ingresos, por lo que mi ambición por mejorar mi educación en la universidad la realicé gracias a los deportes. De joven, en Minot, Dakota del Norte, entré el primero en las carreras de trineo con perros, en el Lions Club Dog Derby.

En 1938 comencé a trabajar para Red Comet, Inc. de Littieton, Colorado, fabricante de aparatos automáticos contra incendios. En 1939 me nombraron gerente de distrito para una parte de los estados del oeste y en 1940 establecí mi propio abastecimiento de controladores de fuego, llamado Gret Western Fire Control Suppiy.

He trabajado desde entonces como ingeniero independiente de control de fuegos, por lo que he manejado, distribuido, vendido e instalado toda clase de equipos automáticos y manuales contra el fuego en las zonas rurales de cinco estados del oeste.

Mi primera experiencia en vuelo comenzó en Minot, Dakota del Norte, en donde me dio la primera lección EarI T. Vanee, originario de Great Falls, Montana.

Debido al elevado precio de las lecciones en aquella época, no pude continuar y no hice ningún progreso importante hasta 1943. El certificado de piloto me lo dio Ed Leach, un antiguo inspector de CAÁ, de Portiand, Oregón, y desde hace tres años tengo mi propio aeroplano, con el que cubro todo mi territorio, volando desde entonces entre cuarenta y cien horas mensuales.

Como en mi trabajo siempre utilizo una avioneta, en enero de este año me compré una Callair nueva, diseñada para despegues a gran altitud y utilización en terrenos escasos y accidentados. En el tipo de vuelo que hago se requiere mucha práctica y conocimientos, pues casi siempre hay que aterrizar y despegar en prados de vacas sin dañar el aparato; en algunos de los lugares a los que debo ir por cuestiones de trabajo los caminos son escasos y la altitud es elevada. Hasta el momento he aterrizado en 283 prados y he volado durante más de mil horas, pero mi mayor accidente ha sido un neumático deshinchado.

La historia de lo que observé en los montes de Cascade, por increíble que pueda parecer, es positivamente cierta. Nunca he pedido ni he querido la menor notoriedad por haber estado en el lugar apropiado en el momento adecuado. Informé sobre algo que, con toda certeza, cualquier piloto habría informado. No creo de ningún modo que mi observación se debiera a una sensibilidad de la vista distinta a la normal en cualquier piloto.

El martes 24 de junio de 1947 había terminado mi trabajo para la Central Air Service de Chehalis, Washington, y a las dos de la tarde despegué de ese aeropuerto con la intención de dirigirme a Yakima, Washington. Mi viaje se retrasó durante una hora con el fin de buscar un gran transporte de la Marina que se suponía había caído en el lado sudoeste de Mount Rainier o en sus alrededores, en el Estado de Washington, y que no se ha encontrado hasta el momento.

Volé directamente hacia Mount Rainier, tras haber alcanzado una altitud de 9.500 pies, que es aproximadamente la elevación de la alta meseta de la que surge Mount Rainier. Hice un vuelo de rastreo por el lado oeste de la elevada altiplanicie buscando el aparato en las diversas crestas y luego descendí hasta la vertiente lateral del cañón, en donde se encuentra Ashford, Washington.

Como no pude ver nada que se pareciera a la nave perdida, di un giro de 300 grados a la derecha por encima de la pequeña ciudad de Mineral, y me dirigí nuevamente a Mount Rainier. Me elevé a una altitud de 9.200 pies. El aire estaba tan tranquiló ese día que el volar se convertía en un auténtico placer y, como hacen casi todos los pilotos cuando están a gran altitud y se encuentran con esas condiciones atmosféricas, puse mi avión en dirección a Yakima, Washington, que estaba casi al este de mi posición, y me senté a observar el cielo y la tierra. A mi izquierda, a unas quince millas de distancia y creo que a 14.000 pies de altitud, había un DC-4. El cielo y el aire eran tan límpidos como el cristal.

Apenas llevaba dos o tres minutos con ese curso cuando observé sobre mi avión el reflejo de un fulgor brillante. Me sorprendió, pues creí que se debía a que me encontraba muy cerca de algún otro aparato. Escudriñé el cielo en todas direcciones, pero no pude encontrar el origen del reflejo hasta que miré hacia la parte septentrional izquierda de Mount Rainier, en donde observé una cadena de nueve aparatos de extraño aspecto que volaban de norte a sur a una altitud aproximada de 9.500 pies, con una dirección definida de unos 170 grados. Se aproximaban rápidamente a Mount Rainier, por lo que supuse se trataba de aviones con propulsión a chorro. De cualquier manera, el caso es que descubrí que el reflejó procedía de ellos, pues cada pocos segundos dos o tres descendían o cambiaban ligeramente de posición, de forma que el sol incidía en ellos en un ángulo que permitía el reflejo directo en mi avión.

Como los objetos estaban muy lejos, durante varios segundos no pude darme cuenta de cuál era su forma o su formación. En seguida se acercaron a Mount Rainier y pude ver sus perfiles contra la nieve con mucha claridad. Me resultó extraño no verles las colas, pero supuse que se trataba de algún tipo de aviones de propulsión a chorro. Decidí medir su velocidad, pues tenía dos puntos definidos que me permitían hacerlo; el aire estaba tan claro que era fácil ver los objetos y determinar su forma y tamaño a casi cincuenta millas de distancia. Recuerdo bien que en el reloj colocado en el panel de conducción faltaba un minuto para las tres cuando el primer objeto de la formación pasó al borde sur de Mount Rainier.

Observé los objetos con gran interés, pues nunca había visto antes aviones que volasen tan cerca de las cimas de las montañas; volaban en dirección sur-sudeste, descendiendo por la parte trasera de una cadena de montañas. Creo que su altitud podía variar en mil pies hacia arriba o hacia abajo, pero desde mi punto de observación se mantenían en el horizonte, lo que indicaba que mantenían la misma altitud que yo. Volaban de la misma forma que he visto hacerlo a los gansos, como si estuvieran unidos en una formación diagonal. Parecían mantener una dirección definida, pero aparecían y desaparecían tras las cimas de las más altas montañas.

En aquel momento su velocidad no me impresionó, pues sabía que nuestro ejército y fuerzas aéreas tenían aviones muy rápidos. Lo que me asombraba al verlos seguir su camino bajo el sol era que no podía ver sus colas, y estoy seguro de que cualquier piloto sentiría que vale la pena observar con detenimiento esos aviones. Los miré detenidamente y estimé que la distancia que me separaba de ellos sería de veinte o veinticinco millas. Sabía que tenían que ser muy grandes para ver su forma desde tan lejos, incluso en un día tan claro como ése. Comparé con ellos un sujetador del carenaje que tenía en mi bolsillo, manteniéndolo primero sobre ellos y luego sobre el DC-4; pero creo que su envergadura era tan grande como los motores complementarios de cada lado del fuselaje del DC-4. Cuanto más los miraba más aumentaba mi asombro, pues estoy familiarizado con la mayor parte de los objetos que vuelan cerca de la tierra o a gran altitud.

Observé que aquella cadena de objetos pasaba por una cresta cubierta de nieve situada entre los montes Rainier y Adams, y que cuando el primero rebasaba el lado sur de la cresta el último entraba por el norte. Como yo volaba en la misma dirección de la cresta, la medí y concluí que sería de unas cinco millas, lo que me permitió suponer que ésa era la extensión de la formación de los objetos. Pude determinar su rumbo con gran precisión gracias a que había unas altas cimas a un lado de ellos, mientras que las más altas se encontraban al otro lado del rumbo que mantenían. Cuando la última unidad de la formación pasó por la alta cima meridional cubierta de nieve de Mount Adams, miré el segundero y comprobé que habían recorrido la distancia en un minuto cuarenta y dos segundos. En aquel momento ni siquiera esa velocidad me sorprendió, pues estaba seguro de que al aterrizar obtendría alguna explicación de lo que vi.

Algunos periodistas y expertos sugirieron que había estado viendo reflejos o incluso un espejismo. Estotalmente falso, pues no sólo observé los objetos a través de los cristales de mi avioneta, sino que abrí las ventanillas laterales y pude hacerlo sin que nada se interpusiera entre ellos y mi vista. (Sin gafas de sol.) Aunque a alguien que esté en tierra dos minutos le resultan un tiempo muy breve, un piloto que esté en el aire puede mirar gran número de cosas, y a cualquiera de ellas que se halle dentro de su campo de visión la verá probablemente unas cinco o seis veces.

Continué la búsqueda del avión perdido durante otros quince o veinte minutos, pero lo que acababa de observar comenzó a ocupar mi mente. Me encontré desasosegado, por lo que, tras una última ojeada a Tieton Reservoir, me dirigí hacia Yakima.

Debo añadir que mi observación completa de esos objetos, a los que incluso pude seguir parcialmente mientras cruzaban Mount Adams, osciló entre dos minutos y medio y tres minutos, aunque cuando alzanzaron Mount Adams estaban ya fuera de mi campo de visión para poder determinar sus formas. Como es de suponer, cuando el sol se reflejaba en alguna de sus unidades, éstas parecían totalmente redondas; estoy haciendo un dibujo de la forma que observé en ellos en el momento en que pasaban por las crestas nevadas y por Mount Rainier. Cuando volaban rectos sólo eran una delgada línea negra, pero cuando dieron un salto fue la única ocasión en la que pude obtener alguna indicación de sus tamaños. Mantenían una altitud casi constante; no parecían subir o bajar, como hubiera ocurrido de haber sido cohetes o proyectiles de artillería. Estoy convencido de que se trataba de algún tipo de avión, aunque en muchos aspectos no se ajustaban a los tipos convencionales que conocía.

Aunque son muchos los observadores que han informado sobre estos objetos en los Estados Unidos, son seis o siete los casos en que puedo decir con pleno convencimiento que observaron lo mismo que yo;particularmente los empleados de las tres Western Air Unes (Cedar, City, Utah), el caballero (piloto) en Okiahoma City y el mecánico de locomotora de Illinois, además del capitán __xxx____ y del copiloto __xxx____ de la United Air Unes.

Algunas descripciones hechas desde tierra no pueden ser muy precisas a menos que esos discos semejantes a platillos estuvieran a gran altura, por lo que es posible que todos los que han observado objetos extraños hayan visto lo mismo que yo. Desde tierra hubiera sido muy difícil observarlos durante más de cuatro o cinco segundos, sin contar con la posibilidad de que la humedad atmosférica y el polvo estropeen la visión.

Tengo cartas de los Estados Unidos y de gente que afirma que estos objetos han sido visto en otras partes del mundo, principalmente en Suecia, las Bermudas y California.

Hubiera dado cualquier cosa ese día por haber llevado conmigo una cámara de cine con una lente de telefoto, y desde entonces no voy nunca sin una.

Continuaré con mi historia: cuando aterricé en el aeropuerto de Yakima, Washington, conté lo que había visto a un buen amigo, Al Baxter, quien me escuchó pacientemente y se mostró cortés aunque bromista, pero no me creyó. No medí con precisión la distancia entre las dos montañas hasta que aterricé en Pendlenton, Oregón, el mismo 24 de junio, en donde conté lo que había observado a varios pilotos amigos míos. No se rieron ni burlaron, pero sugirieron que debía tratarse de misiles o de algo nuevo. Algunos ex pilotos del ejército me dijeron que antes de entrar en combate sobre el mar les habían advertido la posibilidad de ver objetos de forma similar a la por mí descrita y me aseguraron que no estaba soñando ni enloqueciendo. Cito las palabras de __xxx____, antiguo piloto de la Fuerza Aérea de la Armada, quien realiza ahora operaciones de fumigación en Pendleton, Oregón: «Estoy convencido de que lo que observó es un tipo de nave impulsada por cohetes a chorro que está en proceso de comprobación por parte de nuestro gobierno o incluso de algún gobierno extranjero».

De cualquier forma, las noticias de lo que había observado se esparcieron bien pronto, y antes de terminar la noche estaba recibiendo llamadas telefónicas de todas las partes del mundo; hasta la fecha no recibí una sola llamada de burla o escepticismo. El único escepticismo que conozco es el impreso en los periódicos. Para mí todo esto no es, como para mucha gente, algo divertido. Lo considero absolutamente serio, pues el hecho de que haya observado algo de lo que ni Mr. John Doe en la esquina de la calle ni Pete Andrews en su rancho no hayan oído hablar no significa que no exista.

Aunque he invitado al Ejército y al FBI para que investiguen la autenticidad de mi historia y examinen mi capacidad mental o física, no he recibido ninguna muestra de interés por parte de esas dos importantes fuerzas protectoras de nuestro país; supongo que, tras los informes que di a la United and Associated Press, y en dos ocasiones por radio, recorriendo toda la nación, si nuestra Inteligencia Militar no conociera lo que observé hubieran sido los primeros en venir a visitarme.

He recibido cartas de gente que me pide que haga suposiciones. Para lo que he escrito en este artículo me basé en hechos positivos y, por lo que se refiere a sospechas de lo que he observado, sigue siendo tan misterioroso para mí como para el resto del mundo.

Mi licencia de piloto es 333487. Vuelo con un Callair, un tres plazas monomotor diseñado y fabricado en Afton, Wyoming, como avioneta de gran rendimiento y para gran altitud, ideada para el trabajo en montañas.

El certificado nacional de mi avión es 33355. Kenneth Arnold Boise, Idaho


Bastante completa la información que dió Kenneth Arnold, a sus amigos, compañeros y a la prensa, que lo publicó así:

PENDLETON, Ore. -- (AP) -- Nueve objetos brillantes en forma de "plato" volando a increíble velocidad a una altura de 3000 metros (10.000 pies) fueron reportados ayer (junio 24, 1947) por el piloto Kenneth Arnold en Boise, Idaho, quien desestimó especular acerca del origen de los mismos. Arnold, empleado del Servicio Forestal de los EEUU., se encontraba abocado a la búsqueda de un aeroplano perdido cuando observó los misteriosos objetos el jueves a las 15:00 h. Los objetos volaban entre el Monte Rainier y el Monte Adams en el estado de Washington, según afirmó, y parecían hacerlo en formación. Arnold, indicó haber cronometrado su vuelo y estimó que se desplazaban a una velocidad de cercana a los 2000 kilómetros (1200 millas) por hora. Interrogado en Yakima (Washington) acerca del suceso, manifestó estar perplejo pero añadió haber conversado con una persona que no identificó procedente de Ukiah (California) quien le aseguró haber visto objetos similares el 22 de junio sobre las montañas de Ukiah. "Parece imposible, añadió Arnold, pero así es". Associated Press---

A partir de ahí, de ese momento, se desató toda una fiebre de avistamientos de "Platillos volantes", una verdadera oleada, una verdadera fiebre extraterrestrista recorrio el país, como se puede ver en estas notas de prensa:

Oregon Journal - Junio 26, 1947 Carpenter Reports 'Discs' in Midwest --Associated Press reproduce las declaraciones de un testigo en Kansas City que informa haber avistado pocas horas después de los sucesos de Monte Rainier nueve objetos similares a los descriptos por Arnold. Los nuevos testimonios amplifican la inicial trascendencia del avistaje de Monte Rainier y ganan la atención del público que comienza a requerir una explicación sobre el suceso. Entretanto la posibilidad de desacreditar a Arnold comienza comienza a tomar cuerpo en círculos aeronaúticos al adjudicar su visión a reflejos producidos por el sol en su propio aeroplano.

Boise, Idaho Statesman - Junio 27, 1947 Harassed Saucer-Sighter Would Like to Escape Fuss-- A pocas horas de empezar a trascender a nivel nacional el avistaje de Monte Rainier su repercusión comienza a tener efectos indeseados para Arnold quien es acosado por la prensa en busca de nueva información y por personas que creen ver en el suceso presagios apocalípticos o evidencias de extraterrestres.

The Oregonian - Junio 28, 1947 Flying Saucer Story Grows - Reports Pour In From Wide Area-- Algunos cuestionamientos publicados en el períodico Oregonian sobre el propio Arnold llegan a adjudicarle problemas visuales, lo cual lo obliga a un desmentido formal sobre el particular. La imposibilidad de aportar un fotografía del avistaje ha sido la principal contrariedad de Arnold, sin embargo un testigo de Eugene logra una toma fotográfica con una máquina de bajo costo de un nuevo avistaje en la zona de Oregón. El revelado muestra sólo pequeños puntos de una supuesta formación aérea que el laboratorio desestimará adjudicándolos a defectos del negativo.

Esta reacción del publico y de la prensa, tan extensa motivó cierta respuesta de las autoridades militares:

WASHINGTON, 3 de Julio (AP) -- una investigación preliminar de los informes de los "discos voladores extraños " desplazandose a 1.200 millas por hora sobre los Estados Unidos occidentales" no ha producido bastante conmoción como para autorizar la investigación adicional", un portavoz de las fuerzas aéreas del ejército a dicho: "no tenemos una cosa real" respecto a un informe hecho la semana pasada por un hombre de vuelos de negocios de Boise (Idaho). Él dijo, que vio nueve objetos misteriosos (grandes como aeroplanos) sobrevolando el estado de Washington. Varias personas en lugares extensamente dispersados, dijeron más adelante que habían avistado objetos similares. El portavoz de las fuerzas aéreas dijo que el ejército no tiene nuevas aeronaves experimentales o misiles dirigidos que cupieran en tal descripción. Él dijo que el personal de las fuerzas aéreas está inclinado a creer que cualquiera de los observadores imaginaron que vieron algo, o que existe una cierta explicación meteorológica para el fenómeno. Sin embargo, los funcionarios de las relaciones públicas de la base aerea de Wright (Dayton, Ohio) dijeron que el comando del aire está haciendo una investigación con misiles "platillo" probandolos recientemente en el Pacífico, el noroeste y Tejas. Describiendo las conversaciones con "un meteorologo" del campo de Langley, y portavoz de las fuerzas aéreas de Washington a dicho de estos "fenómenos meteorológicos ": Que las reflexiones solares en las nubes bajas produjeron los "flashes espectrales" que pudieron haber aparecido como objetos móviles. Que un meteorito pequeño pudo haber caido. Que las condiciones de helada en nubes altas produjeron "granizos grandes que pudieron haber producido un alud en el que partes de polvo volaran con el viento."

Como podemos comprobar, las fuerzas armadas armadas niegan el hecho de que fueran pruebas militares secretas, pero a un funcionario se le esacpa el detalle de negarlo y afirma incluso los lugares donde estan probandolos. Añaden la información de un metereologo implicado en las USAF, para dar versiones de lo mas peregrinas. Toda esta fiebre "platillesca" surgió de la extrañeza de la narración de Kenneth Arnold, las formas de los objetos, su formación en vuelo, su velocidad, etc. Pero...¿realmente era así? Analicemos todo lo sucedido por pasos:

RESUMEN DEL INFORME DE ARNOLD

Despega a las 14:00 de Chehalis, Washington. Se dirige hacia Yakima, Washington, pero retrasa su vuelo para encontrar un avión perdido, de modo que emprende el vuelo hacia el Monte Rainier.

Sobrevuela el lado oeste del monte y desciende hasta el lateral, donde está Ashford, Washington. Gira 300º a la derecha sobrevolando Mineral y vuelve a tomar rumbo hacia Mount Rainier. Se dirige hacia Yakima, al Este.

A su izquierda y a 15 millas había un DC-4.

En un momento dado debido a un destello, mira a la parte Norte del Monte Rainer donde ve 9 objetos que viajaban de NORTE a SUR a unos 9.500 pies de altura (2.896m) aproximándose al Monte Rainer. Estaban entonces a 50 millas de distancia.

Son las 14:59 cuando el primer objeto de la formación pasa al borde Sur del Monte Rainier mientras el primero está ya al final de la zona de crestas.

Estima la distancia entre él y los objetos en 20 o 25 millas, y la de la cresta en 5 millas por lo cual esta última era la extensión de la formación de los aparatos.

Pero encontramos serias contradicciones.


CÁLCULO DE LA VELOCIDAD

Dice Arnold que eran las 14:59 cuando el PRIMER objeto de la formación pasa junto al lado SUR del Monte Rainer. Es de suponer que ésta es una de las dos referencias que le ayudó a calcular su velocidad.

La segunda es el Monte Adams, por cuyo Sur salió el ÚLTIMO objeto 1:42 minutos después.

Como la extensión de la formación era de 5 millas (8km), y la distancia entre ambos puntos Sur de los montes es de 66 km, la distancia recorrida por los objetos fue de 66-8=58 km.

Por lo que su velocidad, era de 2.047 km/h.

Sin embargo, Arnold dice también que la observación completa duró entre 2:30 y 3:00 minutos, desde que los vió ACERCÁNDOSE al Monte Rainier hasta que el último de ellos alcanzó el extremo Sur del Adams.

Para el cálculo de esa distancia hay que tener en cuenta la posición inicial de Arnold tras sobrevolar Mineral y encarar hacia Yakima. En el mapa adjunto vemos su ubicación aproximada.




La distancia entonces entre Arnold y los objetos en formación era de unas 50 millas, es decir 80,5 kms.

Con el medidor de distancias de la Enciclopedia Encarta se practica una sencilla triangulación que saca a relucir que los objetos recorrieron un total de 135 kms entre el punto inicial donde los observó Arnold, y el lado Sur del Monte Adams.

Como el piloto da dos tiempos posibles, es decir 2:30 y 3 minutos, la velocidad de los aparatos oscilaba entre 3.240 km/h y 2.700 km/h respectivamente.

Pero toda la observación duró entre 2:30 minutos y 3 minutos.

Como el trayecto de los misteriosos objetos entre la cresta sur del Rainier y el Monte Adams duró 1:42, éstos tuvieron entre 48 segundos y 1:18 segundos para cubrir el trayecto entre el momento de la observación de Arnold y la mencionada cresta.

La distancia es de 60 kms aproximadamente, con lo cual su velocidad hasta ese punto debió ser de entre 4.500 km/h y 2.770 km/h.

Así, de la versión de Arnold se desprenden 5 velocidades: 2.047 km/h, 2.700 km/h, 2770 kmh, 3.240 km/h y 4.500 km/h.

Sensiblemente distintas para pertenecer a un observador cualificado.

Parece que Arnold tampoco lo tenía demasiado claro.

Y a todo esto: ¿dónde estaba el demoledor bramido supersónico que debía haber percibido Arnold?. Porque a cualquiera de estas velocidades, debería haberlo escuchado puesto que son supersónicas, al menos en un radio mínimo de 50 km suponiendo que los objetos viajasen a un mínimo de 1.230 km/h. Y Arnold estaba a poco más de 30 km.


EL PROBLEMA DE LA DISTANCIA

El tamaño de los objetos según Arnold era de unos 15 metros de envergadura.

De ese modo, y dado que el tamaño aparente se reduce con el cuadrado de la distancia, es imposible que los viese a más de 30 kilómetros.

Por lo tanto si Arnold equivocó la distancia, los objetos le habrían parecido más rápidos ya que se estarían desplazando más cerca de lo que él creyó. En el relato afirmó que casi no podía verlos cuando pasaron sobre el Monte Rainer, de modo que podemos suponer que en realidad estaban a esos 30 km de distancia y Arnold sufrió de mala perspectiva. Muchas horas de vuelo, sí, pero ya dio mal ejemplo con el asunto de la velocidad, ¿por qué creerle con esto?.

Si se hace una triangulación manteniendo esta distancia de 30 km, todo el trayecto recorrido por los objetos habría sido de tan sólo 45 kilómetros en los 2:30 o 3 minutos que mencionó Arnold.

Así, sus velocidades oscilarían entre los 1.080 km/h y los 900 km/h, cifras bastante más razonables para un día de Junio a tan sólo 4 meses de que se rompiese oficialmente la barrera del sonido (1.230 km/h aprox).

Los bombarderos de la época alcanzaban casi esa velocidad.

Eso podría explicar por qué no oyó Arnold estampido sónico alguno.

(Hans Guido Mutke afirmaba haber atravesado la barrera del sonido el 9 de abril de 1945 en un Messerschmitt Me 262, aunque no existen pruebas científicas de este logro. El famoso "chuck" Yaeger, rompio "oficialmente" la barrera del sonido el dia 14 de Octubre de 1947. Claro que nadie publica los resultados de las pruebas delante de la prensa, sin haber probado primero los resultados con anterioridad.)


EL PROBLEMA DE LA ALTITUD

Igualmente, ¿cómo pudo observar a los objetos a más de 80 kms de distancia?.

En el monte Rainier hay tres picos que superan los 4.300 metros de altitud y la misma meseta, en palabras del propio Arnold, está a 2.900 metros de altitud (9.500 pies), aunque hay partes a 2.100 e incluso menos.

Se supone que el lado que encaraba Arnold estaba a 2.900m ya que aporta el dato en su relato.

En aquellas zonas por debajo de los 2.000 metros hay frondosos bosques, con árboles altísimos como el denominado Abeto Douglas, que llega a medir hasta 60 metros. Un paisaje difícil para tan clara observación.

Arnold volaba pues a 2.900 metros de altitud, y tal y como se desprende de su relato nunca subió a la meseta, sino que se dedicó a buscar el aparato perdido por el lado oeste.

Dado que los objetos también volaban a 2.900 metros de altitud, de haber cruzado la meseta del Rainier lo habrían hecho a ras de suelo. Y de hecho, para mantener un rumbo “de norte a sur” a 170º con la meta en el Monte Adams, no tuvieron más remedio que pasar sobre ella.

Aunque bien podrían estar sorteando cimas, tal y como dijo Arnold “con bruscas maniobras”, lo cierto es que deberían haber volado a al menos 3 km de altura sobre la meseta, dados los picos que tiene.

Así, la altitud que estimó el piloto de 2.900 metros deberían haber sido al menos 6.000.

Un error imperdonable.

Si los aparatos no hubiesen cruzado por la meseta, Arnold no habría podido contrastar “sus perfiles contra las copas nevadas”, ni habrían estado a una distancia de 20-25 millas de la posición del piloto, cerca de Mineral.

Una vez más, Arnold se equivocó y ya van tres, distancia, velocidad y altura.

Con todos estos errores, ¿quién cree que el relato de Arnold no se vió alterado por su imaginación?.

De hecho, son dos tipos muy diferentes de objetos los descritos por el piloto primero en su informe, y otro algunos años después. Pero es que el propio Kenneth Arnold, se dió cuenta de su error, como describe en sus memorias, según cuenta, que nada mas aterrizar, despues del avistamiento:

"Esta formación de aviónes me fascinó. No volaban como ningún avión que hubiera visto siempre antes. En el primer lugar, su formación completamente distinta de la practicada por nuestra fuerza aérea. La elevación del primer aparato era mayor que la del resto. Volaron en una formación definida, pero irregularmente. Como los describí por aquel entonces, su vuelo era como los barcos en un agua brava o similar a la cola de una cometa china y lo considero como si planearan contra el viento. O sería quizá el mejor describir sus características de vuelo como muy similares a una formación de gansos, algo como en una línea diagonal, como si fueran unidos. Como lo puse a los periodistas en Pendleton, Oregón, volaron como un platillo si usted lo lanza a la superficie del agua".

Y sigue diciendo:

"Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando aterricé en Yakima y fui derecho a Baxter, director general de la central aerea. Lo llame en su oficina externa y pedí, algo falto de aliento, verlo en privado. Él dejó lo que estaba haciendo en su oficína privada y escuchó la historia de mi observación y le dibujé lo que había visto.


Recuerdo que él me miraba de una manera algo desconcertada, solamente él sabía de forma absolutamente positiva que no me había vuelto loco y que no veía alucinaciones.


Llamó a varios de sus pilotos de vuelo e instructores de helicóptero para escuchar mi historia. En el mas alto punto de mi entusiasmo, cerró el tema, golpeado la tapa de su carpeta, cuando uno de los pilotos de helicóptero dijo:"Está claro que se trataba de un vuelo de esos misiles dirigidos al lago Moses."


Procedí a recolectar mis datos e instrumentos dispersados en la parte de atrás de mi aeroplano, y volé para Pendleton, Oregon. Recordé que me había olvidado de mencionar el hecho de que uno de éstos aparatos era diferente del resto, era más oscuro y de una forma levemente distinta, y que no dije a los muchachos de Yakima que registré la velocidad de esta formación dentro de unos límites bastante exactos.

Mientras que volaba a Pendleton tomé mi mapa de su soporte en en el borde extremo de mi tablero de instrumentos, cojí una regla, y comencé a calcular matemáticamente millas por hora.

Calcular y volar mi aeroplano en el mismo tiempo era un poco confuso, y pensé que mis figuras eran incorrectas y que era mejor esperar, hasta que aterricé en Pendleton para hacer un calculo serio"

Vemos incluso que admite que el primer dibujo que mostró en Yakima y los calculos de velocidad no eran exactos y que incluso uno de los aparatos era distinto a los demas.

"Cuando aterricé en el gran campo de aviación de Pendleton había un grupo de gente para saludarme. Cuando salí de la pista, nadie comentó nada. Estaban parados alrededor mio callados y mirandome.

No recuerdo apenas cómo el tema comenzó en los momentos posteriores a que aterrizara, pero antes de que terminaran de acumularse todos alrededor mio en el campo de aviación, relataba la historia de mi experiencia.

Mencioné la velocidad que había calculado, pero que había asegurado a todos que era positiva y que mis matemáticas eran adecuadas.

No sé cuántos compañeros se sentaron abajo y empezaron a calcular.

Cuando calculaba la velocidad en miles de millas por hora, me di cuenta: "Cielo santo, estamos tomando la medida de la distancia muy lejos y demasiado elevada con respecto al Monte Rainier y el Monte Adams.

Tomamos otra medida de la misma base, tan cerca como pudiera ser determinada en el mapa con respecto a la cota de nieve real.

La distancia era 39,8 millas.

Incluso cubriendo esta distancia, que era hasta ahora la mas acertada, ya que sabía que las anteriores eran incorrectas, todavía teníamos una velocidad de 350 millas por hora.

Eran misiles dirigidos, robot telecontrolados.

Sabía que las velocidades eran elevadas para un cuerpo humano particularmente en vista de los tirones y movimientos erráticos de estos artefactos.

Habría podido ir a dormir esa noche si los reporteros, los periodistas, y las agencias de noticias que me pedían la descripción de lo sucedido, me hubieran dejado solo.

No compartí el entusiasmo general. No puedo comenzar a estimar el número de personas, de cartas, de telegramas, y de llamadas telefónicas a las que intenté contestar.

Después de tres días en este lío, llege a la conclusión que era el único sano y cuerdo en el conjunto.

Entonces comenzó todo, y si debiera guiarme por la cantidad de los informes de avistamientos que me llegaron y de los cuáles mantuve seguimiento, pensaría que no tardaría mucho, antes de que hubiera una de estas cosas en cada garage. Pensé que eran muchos los insensatos y puesto que no podría conseguir ningún trabajo de hecho, yo salí al aeropuerto, tomé mi aeroplano, y volé a casa, a Boise.

No hacía mucho, después de que llegara a casa, cuando Dave Johnson me invitó.

Dave Johnson es redactor de temas de aviación del periódico Idaho Statesman, y un hombre de capacidad respetada e inteligencia en las materias relacionadas con la aviación militar y civil. En cuanto ví su mirada y el tono de sus palabras, los "platillos volantes"adquirieron repentinamente una significación distinta y nueva.

La duda que él exhibió de la autenticidad de mi historia, me convenció de era seguro que él estaba, en posición de saber, de que no era un misil dirigido militar nuevo y que si era verdad lo qué había visto, entonces no pertenecía a nuestros buenos y viejos E.E.U.U..

Fue entonces cuando yo realmente comenzé a preguntarme".


Esto no es la primera declaración, sino sus memorias, donde se ve que lo que interesaba a la prensa y al publico era el tema de seres de otros mundos, incluso alguien le quería influir para que pensara que eran platillos volantes extraterrestres. Errores en la velocidad, en la distancia, en la altura y veremos que en la forma de los objetos que nos ofreció la prensa...


EL ERROR DE BEQUETTE

Durante un tiempo se siguieron dando noticias sobre el caso:

Washington DC (AP)--En Washington DC el Departamento de Guerra manifestó no contar con información acerca del misterioso suceso. Un portavoz del Ejército, sorprendido por el reporte de Arnold acerca de objetos volando a 2.000 kilómetros (1.200 millas) por hora, declaró: “Por lo que sé, ningún objeto vuela tan rápido, a excepción de los cohetes V-2 que lo hacen a una velocidad cercana a los 6.000 kilómetros (3.500 millas) por hora y eso es demasiado rápido como para poder ser vistos.”

(AP)--Kenneth Arnold, de 32 años, experimentado piloto civil observa desde su avioneta Callair mientras vuela el 24 de junio de 1947 cerca del monte Rainier en el estado de Washington (EE.UU.) en horas de la tarde el desconcertante vuelo de nueve objetos voladores no identificados desplazándose a unos 10.000 pies de altitud y a una velocidad estimada de más de 1.200 millas por hora.(ojo a esta cifra) Arnold, que trabaja para el servicio forestal estatal, intenta reportar a su regreso el avistamiento de inmediato en la oficina del FBI local de Pendleton, Oregón. La circunstancia de encontrar transitoriamente cerrada la oficina lo lleva a compartir la noticia con el editor del diario local East Oregonian. Su testimonio obtiene de este modo una rápida e inesperada trascendencia que horas más tarde logra alcance nacional.

Efectivamente, lo primero en lo que pensó Kenneth Arnold era en dar a conocer a todo el mundo lo vio. En el mismo momento en que abandonó el aeródromo, se dirigió a las oficinas del FBI de Pendleton, pero como estaban cerradas, se dirigió a las oficinas del periódico mas cercano y allí le narró lo sucedido a Bill Bequette, quien malinterpretó lo descrito y lanzó la noticia con un titular que decía “Flying Saucers” (“Platillos Volantes”)

Acababa de nacer un mito que sería visto en cientos de miles de casos; sería plasmado en novelas, artículos y películas.

Si analizamos lo descrito por Kenneth Arnold, veremos que tenía claro aparentemente lo que vio. Empezaron por llamarle la atención con un reflejo producido en una superficie metálica, de tal modo que se pensó que tendría otra aeronave muy cerca y la intentó divisar. “volaban como un platillo si usted lo lanza a la superficie del agua” “Volaron en una formación definida, pero irregularmente. Como los describí por aquel entonces, su vuelo era como los barcos en un agua brava o similar a la cola de una cometa china y le considero como si planearan contra el viento. O sería quizás la mejor descripción de sus características de vuelo como muy similares a una formación de gansos, algo como en una línea diagonal, como si fueran unidos. Como lo puse a los periodistas en Pendleton, Oregón, volaron como un platillo si usted lo lanza a la superficie del agua”

Pero el periodista confundió la característica de su vuelo, con la forma de los objetos.

Este error, sumió a Kenneth Arnold en una gran frustración durante toda su vida y no se cansó nunca de intentar enmendar el error literario del periodista.

En una entrevista con el en su día famoso Ed Murrow, el 7 de Abril de 1950, tres años después de su avistamiento comentó esto:

-MURROW: En tres diversas ocasiones, la inteligencia militar le interrogó Sr. Arnold. Expresaron sus dudas en cuanto a la exactitud de algunas de sus observaciones divulgadas.
-ARNOLD : Es correcto. Ahora bien, algunos de los informes que aparecieron en los periódicos no me interpretaron correctamente. Cuando hablé a la prensa, me citaron entusiasmados, un periódico tras otro fueron repitiendo incorrectamente lo que se publico en principio alejándose de la exactitud de lo que dije.

Ed Murrow

-MURROW : Aquí es cómo nació el termino "platillo volante".
-ARNOLD : De estos objetos que volaban inestables, también dije, como barcos en aguas bravas o aire muy turbulento, y cuando describí cómo volaron, dije que volaron como si tomaran un platillo y lo lanzaran a la superficie del agua. La mayoría de los periódicos entendieron mal y citaron incorrectamente eso también. Dijeron que dije que tenían forma de platillo; dije que volaron como la forma en la que vuela un platillo.
-MURROW : Fue una cita incorrecta histórica. Mientras que se ha olvidado la explicación original de Sr. Arnold, el término "platillo volante" se ha convertido en una palabra cotidiana. Pocas personas hacen notar que el Sr. Arnold ha comentado ver estos mismos objetos extraños en el cielo en otras tres ocasiones. Él dice que algunos pilotos en el noroeste han comentado verlos en 8 ocasiones distintas. Pedimos su propia opinión personal sobre la naturaleza de lo que él y los otros habían visto.
-ARNOLD : No sé explicarlo lo mejor posible. Me he reservado una opinión en cuanto a lo que pienso. Naturalmente, si no es norteamericano , si no lo hizo nuestra ciencia o nuestras fuerzas aéreas , estoy inclinado a creer que tiene un origen extraterrestre.
-MURROW : ¿Origen extraterrestre? ¿Usted piensa que existe una posibilidad de que puedan ser del espacio, de otro planeta? Supongo que es bastante duro para que la gente lo tome en serio.
-ARNOLD : Bien, le diré este hecho: ninguno de los pilotos de líneas aéreas, esperamos que se rían de nosotros. Hicimos nuestros informes esencialmente para informar, porque pensamos que si nuestro gobierno no lo sabía, era nuestro deber divulgarlo a nuestra nación, y a nuestra fuerza aérea. Pienso que es algo que preocupa a cada persona en el país, y no pienso que sea cualquier cosa como para que la gente consiga ponerse histérica. Esa es justamente mi franca opinión .
-MURROW : Así es cómo todo comenzó; ése fue el hecho que disparó todo.

La historia de Kenneth Arnold fue recogida por los medios de comunicación. La radio y los periódicos la copiaron, y entonces al cabo de unos días el país explotó en una inundación de observaciones de "platillos volantes."

Recordando el incidente para el primer Congreso Internacional de Ufología, Arnold en 1977 reveló que el termino de platillo volante, se creó debido a un "gran malentendido" por parte del reportero que escribió la historia para United Press. Bill Bequette le preguntó de que forma los objetos volaban y Arnold contestó: "bien, volaron erráticos, como un platillo si usted lo lanza sobre el agua." La metáfora era para describir el movimiento de los objetos, no su forma. Arnold indicó que los objetos "no eran circulares." Un vistazo al dibujo que él hizo para su informe a la fuerza aérea poco después el incidente, confirma la verdad de esa declaración:



Pero ese dibujo es de ocho de los nueve aparatos que vio, siendo el noveno algo mas cóncavo por la parte trasera, como una letra D.

En tres ocasiones la inteligencia militar interrogó a Kenneth Arnold y le hicieron ver que cometía algunas inexactitudes, indicándole que la forma mas aproximada de todos los aparatos era la del ultimo que vio.


K. Arnold señalando un dibujo de uno de los aparatos

Como en diversas ocasiones avistó varias formaciones de alas volantes, como el XB-35; YB-49 YB-49 o incluso de algún modelo alemán capturado en la guerra como el HO-229 de los hermanos Horten, los militares norteamericanos trataron de desviar la atención hacia estos modelos, que en cierta medida se quedaban obsoletos a pesar de que en 1944 la fabrica Lippish construyo el DM-1 que podía alcanzar teóricamente Mach 6. HO-229 v 1.

Fotografía del YB-49 en vuelo

HO-229 v 1


Estas indicaciones de los militares le alejaban del concepto de nave semicircular en forma de letra D, pese que numerosos testigos de la época vieron e incluso fotografiaron ese tipo de nave, como hizo William A. Rhodes, que el 7 de Julio de 1947 logró obtener la fotografía de una nave a la que califico “Con la forma del tacón de un zapato de hombre” y al que le calculó un diámetro de 20 a 30 pies (entre unos 6 y 9 metros) a una velocidad de 100 millas (unos 180 km/h) a una altura de entre 1000 y 2000 pies (unos 300-600 mts).


Fotografía de Rhodes

El Viernes, 4 de Julio de 1947 a las 20 h 17, un avión DC-3, despega de Boise (Idaho) para dirigirse a Seattle (Washington), era el vuelo 105 que debería haber salido a las 21 h 04 de Boise. 8 minutos después de despegar, cuando el aeroplano está a 2100 m, Ralph Stevens, y su copiloto Smith, observan un primer grupo de objetos. Creían que eran aviones que se preparaban para aterrizar. Smith y Stevens observan 5 objetos sin cola. Los describirían como "trozos de tarta o trozos de empanada". Después de observar los 5 primeros objetos, una segunda formación de 4 objetos (3 en línea y un 4ª mas alto que los otros) se desplazan por delante de su posición viajando en dirección Oeste, llevando una altitud ligeramente superior a los 8000 pies del DC-3. Smith indicó que nunca midió la velocidad ni las distancias.

La noticia llega a Kenneth Arnold, quien contacta con ellos, ya que los conocía con anterioridad, para informarse del caso.


Arnold en el centro con Smith y Stevens

Kenneth Arnold no deja de aparecer en los periódicos y le piden ayuda en la investigación de la Isla Maury. ¿Qué ocurrió en la Isla de Maury?

El sábado 21 de junio de 1947 a las 14 h, un guardacostas norteamericano, gobernado por Harold Dahl, éste acompañado de su hijo (15 años) y su perro, como otro miembro del equipo, salen de patrulla.

De repente 6 objetos exactamente iguales a los descritos por Arnold y a vuelo rasante sobre el agua ponen en apuros a los miembros del barco.

Cinco de los discos rodearon al sexto, que parecía averiado.

Dahl sacó una serie de fotografías de los extraños objetos.

De repente, uno de los discos chocó con el averiado y, a causa de la colisión, unos fragmentos de apariencia metálica se desprendieron del segundo.

Aunque la patrullera puso rumbo hacia la isla Maury, y los tripulantes desembarcaron y se refugiaron en un acantilado; no pudieron evitar que durante el trayecto algunos fragmentos alcanzaran la embarcación, dañándola, hiriendo al hijo de Dahl y acabando con la vida del perro de a bordo.

Cuando volvieron a la patrullera, tras haber recogido algunos fragmentos metálicos, intentaron hacer uso de la radio de a bordo para informar a las autoridades, pero ésta sufría unas interferencias de origen desconocido.

Entonces los discos abandonaron el lugar a gran velocidad.

Una vez en Tacoma, Dahl informó a su superior, Fred L. Crisman, que no le creyó hasta que tuvo en sus manos uno de los fragmentos procedentes del disco volante. Dahl los describió como "ferralla ligeramente luminosa debido a la posible radiación", además les consiguen sacar 5 fotografías. Revelan el carrete, pero pierden las fotografías.

Al día siguiente, Dahl recibió la visita de un extraño que le advirtió que lo mejor que podía hacer era olvidarlo todo y pudo comprobar que en las fotografías salían los seis misteriosos objetos, pero que la película parecía haber sido dañada por algún tipo de radiación.

ENTRA EN JUEGO PALMER

En julio de 1947, Harold A. Dahl escribió una carta a Palmer, informándole de un suceso que él y unos compañeros habían vivido en las inmediaciones de la isla Maury (Washington).

Raymod Palmer, un hombre enano y con una gran joroba, había asumido la dirección de Amazing Stories en 1938, el mismo año en que Orson Welles había aterrorizado a cinco millones de personas con una versión radiofónica de La guerra de los mundos (1897), de Herbert G. Wells.

"Tan pronto como Palmer se hizo cargo de la dirección dedicó una enorme cantidad de energía a cambiar el rumbo de la revista. Hizo bajar la calidad de las historias y aumentar la circulación" (Comentó Asimov en 1981).

Dos años antes de la observación de Arnold, Palmer abrió las páginas de Amazing Stories a Richard S. Shaver, un desequilibrado mental en tratamiento que decía recordar cómo Atlántida, Lemuria y Mu (los continentes míticos tan del gusto de charlatanes de todas las raleas) habían sido colonizados por seres extraterrestres en un remoto pasado. Según Shaver, los alienígenas habían tenido que abandonar la Tierra hace miles de años, dejando en nuestro planeta dos tipos de robots que desde entonces habitan en el subsuelo: los “Teros”, que hacen lo posible por ayudar a la humanidad, y los “Deros”, responsables de gran parte de las desgracias del ser humano.



Fotografía de Palmer

La historia cautivó a Palmer hasta tal punto que, en junio de 1947, dedicó un número entero de Amazing Stories a lo que él denominaba el misterio Shaver.

En octubre, aseguraba en un editorial escrito durante el verano que la observación de "misteriosas naves supersónicas, ya sean espaciales o procedentes de cuevas", confirmaba la autenticidad de las narraciones del mundo subterráneo (Lagrange, 1988). Los tripulantes de los platillos volantes eran descendientes de los extraterrestres que habían colonizado nuestro planeta en un pasado remoto.

Palmer fue despedido de su trabajo. Su apoyo incondicional a las estupideces propaladas por Shaver había incomodado a los propietarios de la revista.

El imaginativo promotor de basura pseudo científica entró entonces en contacto con Kenneth Arnold. Un año más tarde, aparecía en los quioscos el primer número de Fate, que con el tiempo se iba a convertir en «el principal abastecedor de tonterías paranormales» de Estados Unidos (Gardner, 1983).

El artículo de portada de la nueva revista era «I did see the flying disks» y, aunque estaba firmado por Arnold, había sido escrito por Palmer. El autor había pasado por alto todas las dudas que el testigo había reflejado en el informe al Ejército y las incongruencias del relato, contradictorio en lo que se refería al tamaño y la velocidad de los objetos volantes. Describía el suceso con un tono colorista y afirmaba, entre otras cosas, que los discos habían suscitado en Arnold «un sentimiento extraño». Al eliminar del relato original los elementos incómodos e inventarse detalles inexistentes, Palmer se convirtió en el primer ufólogo de la historia.



Palmer estudió la posibilidad de comprar la historia de Isla Maury, pero, para asegurarse, envió a Arnold a investigar el caso.

El suceso contaba que dos guardacostas, Dahl y Crisman, acompañados por el hijo de uno de ellos y su perro, habían visto unos platillos voladores. Uno de ellos chocó contra otro y cayeron trozos metálicos sobre la embarcación que golpearon y mataron al perro que les acompañaba.

Arnold se presentó en Tacoma con un adelanto de 200 dólares. Dahl y Crisman se mostraron esquivos, y su historia llena de contradicciones.

Aunque, en un principio, Arnold consideró la posibilidad de que toda la historia fuera un fraude; posteriormente achacó la inconsistencia del relato al temor de los testigos frente a los hostiles discos volantes.

Así las cosas, llamó por teléfono al teniente Frank Brown, de la Base de la Fuerza Aérea de Hamilton (California), requiriendo su presencia en el lugar para investigar los hechos. Brown y el capitán William L. Davidson, los dos del departamento G-2, incluso toman camino en una hora, a bordo de un bombardero B-25.

Se encontraron con Arnold en su habitación del hotel, y éste les dijo que, a pesar de haber cobrado un adelanto de 200 dólares por la exclusiva de la historia, había llegado a la conclusión de que dada la gravedad de los hechos tenía que informar a los militares.

Discuten la tarde con Crisman en el cuarto de Arnold del hotel. Brown dice que debe volver a California por la noche y no puede visitar la isla. Dieron comienzo entonces en una habitación del hotel una serie de entrevistas entre los testigos y los militares. Curiosamente, gracias a anónimas filtraciones de información, la prensa local se hizo eco del contenido de las citadas entrevistas.

Brown y Davidson averiguaron que Dahl y Crisman no eran guardacostas, que su embarcación estaba en perfecto estado y no había sido objeto de importantes reparaciones, que no había rastro de las pretendidas fotografías y que los fragmentos del disco eran en realidad escoria procedente de una fundición local y podían encontrarse toneladas en la isla Maury, aunque si parecía que habían visto esas naves.

Todo el suceso había sido un fraude.

A pesar de que Arnold insistió en que se llevaran muestras de los fragmentos metálicos para analizar, en un viaje de regreso, Brown y Davidson consideraron que, dado el carácter fraudulento de la historia, no había razón alguna que justificara el análisis de los fragmentos de escoria. No obstante, los militares se llevarán algunos fragmentos del disco a analizar, una amplia caja de kilos de fragmentos de metal antes de irse de Tacoma en el B-25 para San Francisco.

El miércoles 2 de Julio, temprano por la mañana, Crisman está en el teléfono con Arnold. El B-25 donde viajaban Brown y Davidson se estrella cerca de Kelso. Ambos murieron. Los fragmentos no se encuentran. Los informes indican del incidente, que el avión podría haber sido saboteado. Según el informe elaborado el 4 de agosto, uno de los motores del avión se prendió fuego después del despegue.

Ocurrió que, desde Tacoma, Brown y Davidson se trasladaron a la Base de la Fuerza Aérea de McChord (Washington) y allí tomaron, para su viaje de regreso, el B-25 en que habían llegado desde California.

El avión se estrelló cerca de Kelso (Washington). Aunque el piloto y un pasajero saltaron en paracaídas, Brown y Davidson fallecieron en el accidente.

La prensa especuló sobre la posibilidad de que el siniestro se debiera a un sabotaje, y el avión transportase material secreto y algunos con que fuesen derribados por platillos volantes extraterrestres (y empezaron a especular sobre que el transporte de la marina que buscó Arnold fuese abducido por esas naves).

El 5 de Julio, informan a Arnold que el piloto civil E.J. Smith, (que antes he mencionado) acaba de hacer la observación de las extrañas cinco naves, con su copiloto el día antes.

Arnold pide que Smith le ayude en la investigación que está realizando en la isla Maury.

Este último está complacido en darle su ayuda, y Arnold va a Seattle a buscarle.

Arnold organiza una nueva expedición a la isla de Maury en la compañía de Crisman y Dahl, pero observan que el motor de su barco presenta fallos. Crisman promete a Arnold, que tan pronto como el problema sea solucionado partirán a Maury.

Nunca lo hará.

Y no presentará jamás los negativos ni las fotografías. Según Dahl, fue imposible. Este marchó a la ciudad por negocios y desapareció (según otras fuentes, fue visto por vez última a bordo de un avión militar dirección a Alaska, le dijeron a Arnold).

Entonces el hijo de Dahl desaparece también.

El FBI que comenzó inmediatamente una investigación a continuación del accidente, toman declaración a Dahl y Crisman para confesar que fabricaron esta historia de los objetos voladores a partir de una observación. Los “restos” habrían consistido en hierros de escoria de horno y de piedra recogidos en la playa de la isla de Maury.

El ejército de los EE.UU. y los sobrevivientes del accidente confirman que el desplome del B-25 fue causado por un fuego del motor.

La explicación es una broma montada por los miembros del supuesto equipo de guardacostas que querían fama.

En el transcurso de la investigación subsiguiente, Dahl y Crisman admitieron que toda la historia había sido un montaje creado por ellos con la intención de vendér el avistamiento a un editor de Chicago ( a Raymond A. Palmer), que los pretendidos fragmentos del disco elevarían el precio de la historia y que habían sido ellos quienes habían telefoneado a la prensa informando del contenido de las entrevistas mantenidas con los militares.



Después se supo que Crisman era aficionado a la ciencia ficción y conocía Amazing Stories. En su tiempo, había considerado ciertos los relatos de Richard Shaver y había escrito a Palmer advirtiéndole sobre lo peligroso que podía ser imprimir tales historias.

Por otra parte, aparecen unos micrófonos en el cuarto del hotel de Arnold, transmitiendo a los periódicos locales los detalles de sus conversaciones que él mantenía solamente con Brown y Davidson. Entra en contacto con otro oficial de información de la USAF de McCord, el mayor Sanders. Este último le muestra las escorias y los pedazos recogidos por Dahl y Crisman. Arnold no los considera los mismos. Cuando Arnold desea tomar una muestra de ellos, Sanders le disuade. Arnold, profundamente contrariado, sale de la ciudad y abandona la investigación.


MIB y el C-46

La declaración de Dahl, sobre un extraño, elegantemente enlutado, tras unas gafas de sol, con un automóvil oscuro, que le visitó para advertirle que lo olvidara todo, corrió por todo Tacoma y junto a la visita de periodistas, militares y agentes federales, se empezó a crear una extraña atmósfera en la pequeña ciudad, sobre lo que se empezó a denominar “Men in Black” u “Hombres de Negro”.

Arnold, Brown y Davidson, descubrieron que la visita había sido una invención de Dahl. Aun así, las descripciones que realizó Dahl sobre los objetos, las había realizado antes de que se divulgaran las verdaderas descripciones de Arnold (que habían pasado por platos) o las descripciones y fotografía de Rhodes y las descripciones de Smith y Stevens.

En esta descripción, Dahl se refirió a ellos como: “Enormes aparatos semicirculares, que no poseían hélice o cualquier otro medio visible de propulsión. Además no emitían ningún ruido, como si no poseyesen motores de ninguna clase.

Dahl calculo que tenían unos 30 metros de diámetro. "Cada uno de ellos un orificio en el centro, que parecía medir unos 9 metros de diámetro”

El 1º de agosto de 1947 (el día siguiente de la catástrofe aérea de Kelso, donde fallecieron Brown y Davidson) se recibió una llamada en la redacción de un periódico local, dando la localización exacta de un avión C-46 de la Marina, que había desaparecido misteriosamente durante un vuelo nocturno sobre las montañas del Estado de Washington, y que hasta entonces no se había encontrado.

El desconocido dijo por teléfono: "¿Quieren ustedes encontrar el C-46? Se estrelló en la ladera sudoeste del monte Rainier, donde lo derribamos porque en él volaban ciertas personas que poseían unas informaciones que nosotros no queremos que se sepan.”

El C-46 Curtis Commando R5C, No. 39528, fue encontrado en la ladera sur del glaciar Tahoma del monte Rainier, a 3.000 metros de altura. Exactamente en el lugar descrito por el llamante anónimo. Los familiares de los marines, ofrecieron una recompensa de 5.000 dólares por encontrar los cuerpos de los treinta y dos marines o por facilitar algún dato que ayudase a localizar los restos, eso supuso una especie de fiebre por encontrar los restos, por todo tipo de personas, incluyendo al propio Kenneth Arnold (como él mismo confesó en febrero de 1978) Pero esta recompensa nadie la cobró.

Las fuerzas aéreas realizaron las fotografías pertinentes, tanto de los restos del aparato como de los cadáveres, pero no se hicieron públicas en consideración a los familiares de los tripulantes y pasajeros, hecho que es bastante común en lo que se refiere a accidentes aéreos. La no publicación en los medios de comunicación, produjo toda suerte de especulaciones sobre la desaparición de los cadáveres, remarcando las ideas de algunos sobre abducciones extraterrestres.

La llamada anónima con la exactitud de la localización de los restos, avaló la idea que empezaba a crearse sobre los misteriosos hombres de negro que según la especulación más popular son presuntos agentes secretos gubernamentales encargados de confundir o amedrentar a investigadores y testigos de Ovnis y visitantes extraterrestres, además para confiscar supuestas evidencias de presencia alienígena con el propósito de preservar del conocimiento público las visitas de extraterrestres a nuestro planeta.

Dhal sin quererlo había creado el mito de los “Men in Black”.

Pero la realidad fue otra muy distinta.


Curtis Commando C-46

A las 10:36 de la mañana del martes 10 de diciembre de 1946, seis transportes C-46 R5C Curtis, trasladaban más de 200 infantes de marina de los EE.UU.

Salieron de la base de EL Toro, cerca de San Diego hacia la base de Sand Point en Seattle. Se encontraron un tiempo realmente malo y cuatro de los aeroplanos dieron media vuelta, aterrizando en el aeropuerto de Pórtland.


Los dos restantes volaron mediante la forma IFR (pilotaje de aeronaves en condiciones de visibilidad reducida) y continuaron adelante, hacia Seattle. A las 4:13 P.M., el Mayor Robert V. Reilly, piloto del avión nº 39528, radió a la estación civil de Administración de Aeronáutica (ahora Administración Federal de Aviación) en Toledo que era un vuelo IFR a 9.000 pies , con hielo formado en los bordes principales de las alas, solicitando permiso para volar sobre la capa de nubes.

Al vuelo se le estimo a aproximadamente a 30 millas al sur de Toledo, el punto intermedio entre Seattle y Portland. Cuando Reilly no pudo entrar en contacto con Toledo, para establecer su nueva altitud, los controladores de tráfico aéreo le perdieron.

El quinto Curtis 46 R5C voló a través de la tormenta sin dificultades importantes, aterrizando poco después a las 5:00 P.M. El aeroplano volaba aproximadamente a 180 M.p.h., estrellándose en el monte Rainier. Robert V. Reilly volaba en curso de IFR, corregido para un viento suroriental. Sin embargo al sur de Portland, el viento cambió de dirección, soplando del oeste a 70 M.p.h. Este cambio del viento, desconocido para el piloto, desvió al avión aproximadamente 25 grados al este, directamente hacia el monte Rainier.

Al amanecer del día 11 de diciembre empezó la búsqueda por parte de la US Navy y otros servicios, pero el malísimo mal tiempo impedía su realización en condiciones optimas. El 17 de diciembre se aplaza la búsqueda debido al tiempo invernal pensando en que la nieve y los días pasados impedirían la supervivencia de cualquier marine.

El 21 de julio de 1947, el ayudante del jefe de los Rangers, Bill Butler, supervisaba los niveles de nieve y la climatología, cuando descubrió algunos restos del avión, incluyendo un asiento, en lo alto del glaciar Tahoma. El día siguiente, voló sobre el área en un avión de reconocimiento de la US Navy para fotografiar el área donde vio los restos. Los restos no se podrían ver desde el aire, pero podía establecer claramente la localización sin dificultad a 9.500 pies de altitud (2.900 mts) en una pared vertical de difícil acceso, donde la verticalidad produce que se abran y cierren grietas en el hielo del glacial que avanza en ese punto 10 pulgadas al día (25 cms).

El miércoles 23 de julio de 1947, US Navy estableció un campamento base a 5.800 pies y desde este punto comienzan a ascender rescatando varios restos hasta el 22 de agosto cuando encuentran los primeros once cuerpos empotrados en el hielo y días después el resto.





DE ALEMANIA A CANADA

Los EE.UU., necesitaban un avión embarcado de altas prestaciones y de despegue vertical para apoyo a la Infantería de Marina.

Así nació el XF5U-1 de la casa Vought, un aeroplano en forma de disco o “torta” que se terminó de construir en 1945.



Este aparato fue diseñado por Charles H. Zimmerman y tenia dos motores en los extremos del fuselaje. El principal cliente sería la US Navy, que lo necesitaba con urgencia para la invasión de Japón, que nunca llego a realizarse debido a la opción del bombardeo atómico. Después de encargar varios escuadrones a Vought, la US Navy canceló el contrato al finalizar la guerra en 1945, mandó destruir los prototipos operacionales y destruir los planos de dicha aeronave.

Cuando los aliados, en la Segunda Guerra Mundial, entraron en la fabrica Focke Wulf, encontraron varios modelos sin terminar de un curioso aparato al que denominaron FW-VTOL.

Es muy poco lo que se conoce sobre el Proyecto "Focke-Wulf VTOL" (Vertical Take Off and Landing es decir: Despegue y aterrizaje vertical).




Nada se sabe de las dimensiones, del peso o de las prestaciones de la máquina. Toda la aeronave era un gran "plano de sustentación" con dos enormes hélices localizadas en el centro del fuselaje. Las mismas giraban en direcciones opuestas (contra rotativas), evitando de ese modo los problemas de torque. A bajas velocidades, el control se obtenía variando la potencia de cada hélice. La fuerza impulsora estaba provista por un motor turbo jet que se encargaría de mover las hélices. La propulsión hacia adelante estaría generada por la aspiración forzada de aire a través de dos toberas ubicadas en ambos bordes traseros. Es decir que los gases forzados del escape del motor turbo jet generarían el empuje necesario para desplazarse y volar. El tren de aterrizaje consistía en dos "patas" principales ubicadas a ambos lados de las hélices centrales y una pequeña rueda en la cola. El piloto se instalaba en una cabina que sobresalía del frente del fuselaje.




En el proyecto FW/VTOL y en los proyectos de la US Air Force y de la US Navy, como el Chance Vought v173/ XF5U-1, aparece el Dr. Richard Miethe que trabajó con John C. Frost y H Moody en la fabrica AV Roe en Canadá (Avro Canadian) subsidiaria de Hawker Siddeley.

Miethe fue el cerebro que dirigió los proyectos VTOL de tipo disco basándose en el trabajo alemán del "motor de empuje radial" y también lo fue del Proyecto Silverbug y el Proyecto Y, que fueron los prototipos que llevaron a buen término un disco interceptor.

El proyecto Silverbug iniciado en 1940, en Alemania para desarrollar un avión de despegue vertical, tenía forma de disco y el diseño original, pertenecía al científico alemán, que después de la guerra fue llevado a EEUU.

Dentro del Proyecto Y, existían varias versiones del que después se llamó “Avroplane”, el Y, Y-2, Omega, etc. Unos para versión de caza interceptor basado en tierra, otros como caza embarcado, dependiendo de las prestaciones y de las necesidades de la US Air Force o de la US Navy.



Avro Omega3A


El modelo Avro Omega, era un vehículo aéreo con fuselaje semicircular en forma de herradura, en cuyo centro estaba situado el turborreactor de empuje vertical, con una gran tobera, que le hacía elevarse en vertical desde el suelo. La propulsión hacia delante la producirían una tobera alargada en la parte trasera, de forma similar al FW/VTOL. Aunque el despegue lo realizaba de forma perfecta, no realizaba de igual modo la propulsión hacia delante, que se veía limitada por la cantidad de chorro propulsor desviado hacia abajo para su sustentación en el aire. Las continuas desviaciones del chorro simultáneamente hacia abajo y hacia atrás le conferían una navegación con un característico “delfineo”, es decir un encabritamiento y picado sucesivos.

Se construyeron algunas variantes del modelo Omega, variando las formas del fuselaje, las salidas de propulsión y las motorizaciones. En algunos modelos el "delfineo" caracteristico no se notaba, pero acusaban un caracteristico y aparentemente errático desplazamiento lateral, tanto hacia babor como a estribor, movimiento similar a si dejaramos sumergirse un plato en el agua hasta llegar al fondo.

El Avroplane era parte del Proyecto Y, que también produjo la nave discoidal Avrocar VZ-9 (un hovercraft que fue un subproducto residual).





Fue desarrollado por A.V. Roe. En vuelo, a velocidades increíbles para la época en la que se diseñó; presentaba el mismo efecto que una lancha de alta velocidad sobre la superficie del agua que rebota sobre las olas. Esto era debido a los cambios de presión del chorro inferior al desviarlo para los controles y la propulsión. Para sus despegues sobre tierra tenía un brazo inferior desplegable que le hacía inclinarse hacia arriba y sujetarse sobre su cola, en el ángulo adecuado para salir prácticamente disparado al cielo. Se realizaron varias versiones en la variante militar, una naval mas redondeada y con múltiples salidas de aire inferiores y otra terrestre mas alargada, mas rápida y sin salidas inferiores de aire, pero con brazo retráctil y toberas de admisión-expulsión.




En teoría podía alcanzar velocidades de 2.500 mph (4000 kilómetros por hora). Utilizó los motores del flujo radial, canalizando los gases de escape hacia fuera a través de varios inyectores pequeños. Esto al parecer dió al jet un buen funcionamiento, mientras que reducía su firma infrarroja contra los misiles “heat-seeking” (buscadores térmicos) dispersando la extracción de gases.



El fuselaje liso y bajo también redujo la sección presentada al radar del Avroplane.

Ambos conceptos volverían implementarse mas tarde en los diseños del “stealth” o avión invisible. El diseño y su construcción se realizó en el mas estricto secreto y a pesar de que Avro lo diera por fabricado en 1952, la verdad es que en mayo de 1947 estaba totalmente operativo.

El proyecto Silverbug P.V. 704 era un diseño de VTOL, de una nave discoidal con motores de flujo radial con unas prestaciones increíbles. un verdadero y magnífico platillo volante. Tenía un fuselaje en forma de disco con ocho motores de flujo radial.



Fotografía de uno de los motores radiales del Silverbug

Avro realizó otros muchos diseños como el misil tripulado 606A y siguió perfeccionado el sistema VTOL.




Pero esto no fué lo que vió Kenneth Arnold.

No fue el fantástico Silverbug, si no, ocho unidades de Avroplane Y, y una de Omega, en formación lineal para evitar el radar.



Cuando volaba en su avioneta vió esos ocho aparatos dorados y uno gris plomo (según él mismo los describió), exactamente iguales a los que volvió a ver el 29 de julio cuando volaba a Tacoma a investigar el caso Maury.

Ni estaban a la distancia que comentó, ni se desplazaban a la velocidad que el calculó.

Estaban mucho mas cerca y se desplazaban mucho mas lentamente.


Cuando Arnold se fue a investigar el caso en Isla Maury, su esposa Doris no estaba de acuerdo en que se fuese a meter en líos. Cuando regresó, le obsequió con un colgante en forma de letra D, con una pequeña piedra en el centro. Le dijo que tenía la forma de las naves que vió. Doris lo rechazó, pero Arnold insistió diciéndole que era la letra inicial de su nombre.

Si sobreponemos el dibujó realizado por el propio Kenneth Arnold, al esquema del Avroplane Y vemos que coinciden plenamente, tanto en planta como en perfil:



Si observamos la forma descrita por diversos testigos, como los citados anteriormente, veremos que coinciden en forma.

Y los vemos representados en varias publicaciones, desde las representadas en varios ejemplares de la revista Fate (que se hace eco tammbién del platillo canadiense), hasta en la prestigiosa revista norteamericana Flying. Incluso el Mayor de la US Navy, Donald Keyhoe y sus artículos en la revista True, siempre argumentando y desviando la atención a visitas de extraterrestres.







Indiscutiblemente tanto a Avro como a los estamentos militares, les vino fenomenalmente bien la relación de avistamientos de naves desconocidas con las posibles visitas de extraterrestres, para poder así encubrir todos aquellos proyectos secretos (negros) que en un momento dado pudiesen ser observados.


NIEVE, PELICANOS Y EXTRATERRESTRES

Desde aquel 24 de junio de 1947, la asociación “platillo volador” y extraterrestres, era un hecho que se afianzó en la sociedad.

La mayor parte provocada por los estamentos gubernamentales y por investigadores que quieren encontrar a todos los casos de avistamientos de objetos extraños, o bien una explicación extraterrestre o una explicación demasiado verosímil.

Así el investigador norteamericano Martin Kottmeyer puso de manifiesto lo que el propio Arnold había recordado en el congreso ufológico en 1977: que él no se refirió en ningún momento a "platillos volantes" en sus declaraciones, y que fue un periodista llamado Bill Bequette el que confundió la manera de desplazarse de los objetos divisados por Arnold con la forma de éstos, que no era la de, a partir de entonces, clásica "aeronave interplanetaria lenticular".

¿Por qué los extraterrestres se adaptaron al error de un periodista y rediseñaron sus naves?, se preguntó irónicamente Kottmeyer. Pero lo que Kottmeyer omite, tal vez por desconocimiento es que si existían naves lenticulares, como demuestra el Silverbug, llevado tan en secreto que ni los trabajadores que lo fabricaban sabían lo que hacían.

Aunque el caso de Kenneth Arnold no es nada impresionante (testigo único, observación lejana), la historia lo ha investido de un significado especial, por ser el primer caso en el que se habla de platillos volantes y que desató la moda del extraterrestrismo.

El origen extraterrestre de los platillos volantes es indiscutible y no tiene ni puede tener otra explicación para Stanton Friedman (norteamericano afincado en Canadá y físico de energía nuclear aplicada a la propulsión aeronáutica) , igualmente para el Mayor de la US Navy, Donald Keyhoe. Teoría que captó muchos adeptos entre los amigos de lo misterioso y lectores de la prensa sensacionalista.

Las explicaciones de que eran aviones, como teorizaron Hynek, Van Kampen (cosa rara en Hynek siempre buscando demostrar la existencia de vida extraterrestre). Prototipos secretos como señalaron Petit y Vesco diciendo que eran unidades del Horten Go 229, obsoleto totalmente en 1947 y con el que empujaban a Arnold los militares para alejarle del Proyecto Y.

Luces tectónicas como dijo Devereux; globos como señaló el matemático Martin Gardner; las alucinaciones de Billing.

Nubes de montaña en la teoría de Menzel, la cual recaló bastante entre diversos investigadores, pero recordemos que Donald H. Menzel, trabajaba (entre otras cosas) como consultor de la Agencia de Seguridad Nacional, en el Centro Técnico de Inteligencia de la US Air Force, asesor de la CIA y asesor del Departamento de Estado Norteamericano.

Bólido fragmentado, según la teoría del ingeniero en electrónica de aviones para General Electric, periodista de aviación, fundador junto con Menzel del CSICOP y ufólogo Philip Klass.

Fueron espejismos para el británico y colaborador de la Royal Air Force, Steuart Campbell y bandada de cisnes para Kottmeyer, etc.

De hecho, en una entrevista concedida por Kenneth Arnold a la emisora KWRC el 26 de junio de 1947 éste indicó: "... me encontraba aproximadamente a 25 ó 28 millas del monte Rainer, subí hasta 9.600 pies y percibí a mi izquierda una cola que me pareció similar a la de un cometa que ondulaba e iba a velocidad increíble hacia el monte Rainer. En principio pensé que se trataba de patos salvajes porque volaba como patos, pero iban tan rápido que... rápidamente cambié de idea y pensé que se trataba del vuelo de un nuevo tipo de reactores en formación". También en otra ocasión declaró que le parecieron aviones a reacción con la cola pintada en verde o marrón, y que parecían oscilar sobre las cumbres de los montes.

Con estas declaraciones dio pie a lo que luego fueron las dos explicaciones más racionales de su observación, la de naturaleza aeronáutica y la de naturaleza ornitológica.

En los últimos años, el investigador británico James Easton fue quien reavivó la teoría ornitológica del caso de Kenneth Arnold, al proponer que lo observado fue una bandada de pelícanos blancos americanos. En el curso de sus investigaciones, Easton contactó con grupos de observación ornitológicos norteamericanos, que abogaron por la plausibilidad de la explicación.

Los ufólogos creyentes respondieron airadamente, y acuñaron el término irónico "pelicanistas" para referirse a las explicaciones escépticas, detalle que los escépticos británicos de Magonia aceptaron de buen grado, al conceder un espacio de su revista a un ejemplar de esta ave acuática: (El pelícano escribe).

Por su parte, Kottmeyer reconoció que las características del vuelo de los pelícanos blancos americanos encajan mejor, que la teoría de los cisnes en lo relatado por Kenneth Arnold.

Ninguno de ellos acertó, bien por desconocimiento de los datos o bien por inducción de los estamentos militares y comerciales. Años después, con la liberalización por parte de la administración Clinton de documentación clasificada, es cuando el mundo se entera de lo que ocurrió realmente y solo cuando las presiones de la prensa y de los investigadores son elevadas, los estamentos militares son capaces de reconocerlo.

Asi saltó una noticia:

31 de agosto de 2005: "Nuevos datos arrojan luz sobre el legendario avistamiento de Kenneth Arnold en 1947, el cual se convirtió en el caso mas famoso de la ufología, y preludio del famoso caso Roswell. Al parecer, escuadrones de aviones experimentales de la armada estadounidense, realizaron vuelos experimentales fuera de la base Naval de la isla de Whidbey, en el estado de Washington bajo la supervisión del Laboratorio de Investigación Naval en 1947. Ahora se afirma que lo visto por Kenneth Arnold en 1947 fueron uno de estos escuadrones. Después de estas declaraciones, varias organizaciones Ufológicas están llevando a cabo arduas investigaciones para confirmar o criticar estas nuevas líneas de investigación. Los detractores se basan en que hasta 1947 y debido a la prensa local, ninguna formación aérea había sido definida como “ platillos voladores ”, y nunca lo ha sido. La formación en V descrita y dibujadas por Arnold eran únicas y tales maniobras debieron terminar en cuanto Arnold describió dicha formación. La misma si es visible en las exhibiciones aéreas o en las películas, pero nunca o ocasionalmente se suelen ver conjuntos de aviones en dicha formación. ¿Por qué aquel día la marina Estadounidense decidió volar en aquella formación? Se preguntan los investigadores.- Pronto mas noticias sobre este caso".


http://esencia.zoomblog.com/archivo/2005/08/


Isla de Whidbey, a pocas millas de la isla Maury... efectivamente, unos días después del caso Arnold, aparecería el caso Roswell...

Pero eso, es otra historia...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Clap! Clap! Clap!

Solo te puedo dar muchos aplausos. Es impresionante la investigación profunda que has hecho sobre estos casos controversiales e hitos de la ufología. Impresionante! Sigue así.

Sebastian dijo...

Muy lindo todo su palabrerio esceptico pero lamento comunicarle que los prototipos avro (que solo eran eso, un prototipo), nunca despegaron mas de dos metros del suelo, por lo que dificilmente puedan haber volado sobre el monte Rainer. A veces la imaginacion de los escepticos suele ser tan calenturienta como la de los ufologos en el afan de ganar una tonta discusion. ¿Ha usted dejado en evidencia a un malvado y estafador ufologo? ¡Felicitaciones, vaya hazaña! ¿Quiere una medalla, un diploma?... Hay muchos que timan a la gente con engaños, empezando por la Iglesia catolica, desde hace siglos. ¿Por que no denuncia ESE fraude?

Anónimo dijo...

Hey, I am checking this blog using the phone and this appears to be kind of odd. Thought you'd wish to know. This is a great write-up nevertheless, did not mess that up.

- David

Unknown dijo...

Wow***
Esta muy buena EH acabado de leer todo al principio dije ay* es mucha información pero comenzó a leer y me entretevo un rato